APRENDER JUGANDO
Por largo tiempo se pensó que el juego era un distractor, o una pérdida de tiempo, incluso era mal visto socialmente, ya que se consideraba algo improductivo. A pesar de ello -afortunadamente-, la humanidad siguió jugando.
Con el correr de los años, los investigadores comenzaron a profundizar sus interrogantes en torno al juego y, por consiguiente, la búsqueda de nuevas respuestas llevó a un cambio en la mirada hacia esta actividad que, hoy se sabe, reviste una riqueza inigualable para el desarrollo y el bienestar biopsicosocial de las personas.
El juego surge de manera natural en el ser humano, aunque es más visible en los niños -especialmente los más pequeños-, que actúan libres de prejuicios. ¿En qué momento tu querido y majestuoso corcel compañero de grandiosas aventuras, se convirtió en un simple palo de escoba? ¿Quién dijo que ya estás grande para jugar? ¿Por qué el juego no fue invitado a la clase?
Actualmente, los especialistas coinciden en que se trata de una de las actividades propias de la niñez, necesaria para el equilibrio y el desarrollo afectivo, psicomotriz, cognitivo y social en la infancia. Más, no se agota allí. El juego es una actividad para toda la vida. Vivir la vida como un juego nos posiciona de una manera diferente ante los desafíos, nos predispone a la creatividad, al disfrute, a la búsqueda de estrategias disruptivas, a la apertura mental en la contextualización de los acontecimientos, a la aceptación de circunstancias nuevas, imprevistas, convirtiéndolas en fuentes de saberes nuevos. Durante toda la vida, si nosotros lo permitimos, será un dinamizador, es decir, un recurso privilegiado para el aprendizaje que propiciará la adquisición de habilidades variadas como también el logro del equilibrio emocional.
En cuanto a las características generales de la actividad lúdica, se destacan:
✏ Es una actividad placentera, estimula la producción de dopamina.
✏ Debe ser libre, espontáneo y voluntario. Los participantes no deben sentirse coaccionados a jugar a algo.
✏ Implica actividad: moverse, imitar, buscar estrategias, investigar, estar psíquicamente activos.
✏ Se lleva a cabo en una realidad ficticia, los jugadores se sumergen en un mundo imaginario en el cual pueden superar los límites, ser/hacer lo que quieran, repetir acciones para rectificarlas según la conveniencia, resolver conflictos, etc.
✏ Favorece la autoafirmación, ya que las personas, mediante estas actividades pueden proyectar sus preocupaciones y alcanzar soluciones, o una nueva visión de la situación, como también tener espacios de catarsis emocional.
✏ Favorece el proceso socializador planteando situaciones en las que es oportuno relacionarse y cooperar con los demás, permitiendo crear lazos afectivos.
EL JUEGO Y LAS VÍAS DOPAMINÉRGICAS
Las vías dopaminérgicas (liberadoras de dopamina -neurotransmisor vinculado al placer-) se localizan en el mesencéfalo y se conectan con áreas del sistema límbico y regiones corticales. Si bien los circuitos de recompensa cerebral se activan estimulados, normalmente, por las conductas que garantizan la supervivencia tales como nutrirse, hidratarse, actividad sexual, etc., la actividad lúdica por sus características que la hacen placentera, pone en acción estas vías neuronales convirtiéndose en un recurso especialmente valioso para utilizar en el entorno áulico.
La neurociencia propone a los educadores la creación de un entorno cerebro amigable -o cerebro compatible-, lo que equivale a decir un entorno libre de amenazas para que los estudiantes puedan estar abiertos al aprendizaje. Guiar el proceso de enseñanza - aprendizaje mediante el juego, es emplear sabiamente una modalidad natural de construir saberes sólidos. A través del juego nuestro cerebro aprende modos inéditos de actuar, repite con novedad permitiendo consolidar las redes neuronales configuradas, a la vez que las amplía innovando a medida que se avanza en la búsqueda de soluciones a los desafíos que van surgiendo en la interacción con el medio.
JUGAR ES UNA ACTIVIDAD PARA TODA LA VIDA
Los adultos que juegan -tal como sucede con los niños-, abordan la vida de una manera placentera y creativa, contando con una gran ventaja a la hora de asumir los desafíos y retos de la cotidianidad tanto en el ámbito personal, laboral o relacional. Encuentran modos sanos y eficientes de gestionar sus emociones y sentimientos, siendo altamente resilientes y efectivos en el manejo de las frustraciones.
JUGAR EN EL AULA
Por todo lo expuesto, el juego como recurso para el aula es altamente motivador, además que reporta otros beneficios, como:
👉 Mejora la atención y la concentración.
👉 Permite un aprendizaje activo y no una mera repetición.
👉 El estudiante se convierte en protagonista del proceso de construcción del conocimiento.
👉 Estimula el aprendizaje colaborativo.
👉 Favorece la creatividad espontánea.
👉 Propicia la empatía.
👉 Descubre la riqueza de la diversidad.
María José Sánchez - Neuropedagoga
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