NEUROTIP: CAMBIEMOS PROHIBICIONES POR ACUERDOS

La convivencia cotidiana, tanto en el ámbito familiar como escolar, suele plantearnos desafíos debido a que muchas veces los resultados no son los esperados y suelen surgir conflictos, que si bien pueden generar preocupación acerca de cómo gestionarlos, podemos aprender a mirarlos como fuentes de aprendizaje activo y real, tanto para los niños y/o adolescentes como para los adultos.

Así, las normas de convivencia conforman un punto a considerar en esta cuestión. Quienes han de cumplirlas, como quienes han de hacerlas respetar pueden optimizar los logros si se gestionan acuerdos respecto a las mismas. Generalmente, los estatutos y/o reglamentos incluyen una extensa nómina de prohibiciones o "no permitidos". 

Una tarea difícil, especialmente para los adultos, es el cambio de enfoque. La tendencia es que la convivencia se ordena en función de la jerarquía y la organización suele darse en términos adultocentristas, dejando a un lado la manera de sentir y pensar de los niños y adolescentes. Precisamante, los principales desacuerdos se originan a partir de diferencias entre los intereses, deseos o necesidades de los implicados: tú quieres leer tranquilamente o dar tu clase, pero el niño tiene necesidad de moverse y hacer otras actividades, o quiere jugar contigo. 

Es por demás valioso recordar que muchas veces les pedimos actitudes de las que, por un lado, como adultos no hemos desarrollado ni damos el ejemplo y, por otro, aún no están preparados para asumirlas debido a que no han madurado lo suficiente.

Construir acuerdos es una de las mejores opciones para el intercambio social diario, en cualquier contexto. Los niños demuestran amplias capacidades para esto: saben muy bien qué es lo correcto y qué no. Además, si son debidamente escuchados, sabrán aportar una mirada fresca ante las diversas situaciones y pueden proponer ideas creativas.

En estos acuerdos, los valores conforman una guía inmejorable.


En un primer momento, es conveniente establecer algunas pautas básicas, más generales. Luego, en la medida en que se plantean diferentes situaciones que así lo requieran, o -en el caso de las instituciones educativas- con el desarrollo de los contenidos de aprendizaje, se podrán incluir otras de una manera que resulte significativa para todos.

Resulta positivo tener esos acuerdos a la vista de todos y usarlos con frecuencia, sin caer en acciones rutinarias y aburridas.

¿Cómo enunciar los acuerdos?

👉 Pregúntales a los niños o adolescentes implicados qué acuerdos les parece importante hacer. Luego de dialogar acerca de ellos, enúncialos. Antes de dar por finalizada la tarea, repasa con ellos los ítems y, de ser necesario, realiza los cambios pertinentes.

👉 Usa expresiones positivas, afirmaciones de lo que sí se quiere, se puede o se debe hacer. Por ej.: en lugar de expresar un acuerdo como "No gritar cuando quiero pedir algo", se puede indicar como "Pido con calma lo que necesito o quiero". Un mensaje negativo evoca una representación mental igualmente negativa, que frecuentemente conduce al fracaso.

👉 Es más efectivo hacerlo en primera persona del singular, de manera que cada uno que lo lea se sienta implicado, que provoque un efecto de conexión mental predisponiendo el paso de la idea a la acción. Inconscientemente internaliza la idea para actuar de la forma indicada. "Uso palabras y modos amables para dirigirme a los demás".

👉 Emplea el sentido del humor: no es necesario demasiada formalidad: "Escucho sin interrumpir, ¡salvo que aparezca un monstruo!

👉 Implementa el trabajo colaborativo para confeccionar un cartel atractivo en el que queden expuestos los acuerdos logrados. Es una buena idea que todos firmen el acuerdo, por ejemplo, en la parte inferior del cartel.

👉 Realiza impresiones del cartel en un tamaño adecuado para que cada uno se lleve una copia de los acuerdos. 


De la palabra a la acción

Una vez que acordamos las conductas y actitudes, viene la parte más complicada... ¡ponerlas en práctica! Aquí tienes algunos tips para que los acuerdos establecidos contribuyan a mejorar la calidad de vida, a través de una convivencia armoniosa en la que es posible gestionar los desacuerdos.

💖 Para lograr que esto funcione, es básico ponerse al nivel del niño o adolescente para poder comprenderle. No se trata de comportarte como él -eres el adulto y el guía-, sino de conectar con la emoción o sentimiento que en ese momento expresa a través de sus actos. 

💖Cuando te dirijas a ellos mírales a los ojos, con una mirada comprensiva que inspira confianza.  Muéstrate firme, para generar seguridad, pero no desafiante ni agresivo, ya que eso provocaría miedo. 

💖 Cuando alguien no te escucha, es probable que sus necesidades estén insatisfechas: nutrición. salud, afecto... Frecuentemente, ocurre que la persona no sabe expresar lo que le pasa. Puedes ayudarle con algunas preguntas: ¿Has desayunado? ¿Sientes miedo? ¿Esta situación te provocó enfado?

💖 En el caso de niños y adolescentes es común que utilicen el "no" como un medio para afirmar su individualidad y poner a prueba sus necesidades, deseos y emociones personales. Es parte de su crecimiento. Aprovecha también los momentos de calma y armonía para ayudarles a fortalecer su personalidad.

💖Expresa tus necesidades e inquietudes con sinceridad; esto estimula la empatía: "Me duele la cabeza...", "Me gustaría que..."  Tus hijos/estudiantes no necesitan largas y aburridas explicaciones. Los límites no son humillantes cuando tú te desenvuelves con liderazgo. No es necesario discutirlo todo. Si adoptas un estilo comunicacional asertivo lograrás que te sigan y que lo hagan con gusto.

💖Ten en cuenta que los niños pequeños no dimensionan el tiempo, por lo que has de darles indicaciones simples, como "Abrigo - mochila; en unos minutos salimos para la escuela".

💖Valida las emociones y sentimientos de todos. Escucha sin juzgar. Utiliza el diálogo y la escucha activa para promover los acuerdos.

💖Sé paciente ante los errores, constata los hechos y anima a quien lo haya cometido a ser responsable, a remediarlo, a aprender para mejorar. Considera que no todos perciben las cosas de la misma manera, puede ser que lo que tú interpretas como una equivocación, para la otra persona se trate de algo aceptable y correcto. Desarrolla tu amplitud mental. 

💖Cuando una persona se encuentra en un estado de crisis emocional, su cerebro límbico se apodera de la situación -lo que se conocen como un "rapto amigdalino"-. En ese instante, no está en condiciones de ponerse a razonar. Intenta ayudarla a volver a la calma. Mantente cerca, muéstrale empatía. Luego, habrá un momento para la reflexión. 

💖 Presta atención a la manera en que formulas tu pedido: "¿Vamos a dormir?" Si tú no vas a ir a dormir aún, exprésate con claridad: "Leemos un cuento; luego, te duermes", "Es momento de acostarte, te acompaño a tu habitación..."

💖Reemplaza expresiones que implican "chantaje", como "Si terminan el trabajo de Matemáticas, jugamos los últimos minutos de la clase", por otras que inviten a cumplir las responsabilidades: "Cuando acaben el trabajo de Matemáticas, hacemos juegos en clase".

💖Adapta los ambientes a la edad de los niños/adolescentes, permitiendo que se sientan a gusto, que puedan explorar, experimentar, ya que ése es el modo natural en que desarrollan sus capacidades. Enséñales como manipular objetos frágiles y mantén fuera de su alcance aquellos elementos que representen un riesgo o que sean muy valiosos para ti.

💖 Ten en cuenta que en todo momento eres el guía y el ejemplo a seguir. Haz todo lo que quieras que tus hijos/estudiantes hagan: utiliza los modales correctos, sé agradable, empático, y un largo etcétera.


Un toque de humor

La risa, el juego y el humor favorecen la reconducción de una situación debido a su efecto liberador por la producción de dopamina, que genera una sensación de bienestar. Algunas técnicas que puedes utilizar:

😊Un personaje alocado que entra en escena, por ejemplo un reportero, o emplea una voz graciosa. "Aquí tenemos a nuestro genio que ha trabajado arduamente para lograr los mejores resultados... Ahora nos va a contar cómo ha resuelto esta dificilísima suma..."

😊 Provoca un efecto sorpresa haciendo lo contrario; por ejemplo, usando la pizarra de una manera desordenada.

😊 Personificaciones: hacer hablar algún objeto. El borrador de la pizarra que anticipa que pronto ha de limpiar para que vengan las palabras nuevas...

😊Utiliza mediadores: reloj de arena, cronómetro o una canción... "Cuando termine la canción, todos tienen que estar listos para..." "Cuando caiga el último granito de arena..."

😊 Inventa situaciones raras, novedosas e improbables. Por ejemplo: jugar a ser un cazador de lápices que no tienen punta, en un momento en que sea conveniente crear un clima distendido y, a la vez, aprontamos el material para trabajar en clase.





María José Sánchez - Neuropedagoga


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