NEUROTIP: EL TRIÁNGULO DEL CAMBIO
Se trata de una herramienta, ideada por Hilary Jacobs Hendel, cuyo fin es facilitar la gestión emocional.
El triángulo del cambio ayuda a identificar la emoción que se está experimentando y así poder nombrarla, permitiendo alcanzar mayor claridad para lograr la autocomprensión ante las diversas situaciones que se presentan en la vida.
Las emociones y/o sentimientos que se están experimentando como dominantes en un momento dado -aún cuando no puedan reconocerse claramente-, provienen de tres componentes específicamente: las defensas, las emociones inhibitorias y las emociones básicas o esenciales.
👉 La primera arista del triángulo se refiere a las defensas entendidas como mecanismos mentales que utiliza la persona para protegerse de emociones intensas o del dolor emocional. Esto ocurre cuando las emociones y los sentimientos que de ellas se derivan resultan abrumadores, o difíciles de asumir y controlar.Loa mecanismos de defensa impiden que las emociones se expresen. En ciertos momentos, este control emocional es necesario, por ejemplo, ante situaciones de crisis o emergencia, que exigen tener "sangre fría", como suele decirse. Sin embargo, cuando esto se convierte en un modo de proceder habitual, las defensas minimizan, encubren o distorsionan los sentimientos.
Los comportamientos de defensa más comunes son:
- Reprimirse y quedarse callado cuando se quiere decir algo.
- Asumir el rol de víctima, no sostener la mirada.
- Procrastinar.
- Evadir lo que se siente y cambiar de tema, o bromear.
- Demasiado perfeccionismo, crítica excesiva.
- Intolerancia.
- Caer en adicciones.
- Conductas obsesivas.
- Arrogancia.
- Sarcasmo.
- Adicción al trabajo.
En mayor o menor grado, todos usamos en algún momento alguna conducta de defensa. Cuando estos comportamientos se sistematizan, denotan una dificultad que es conveniente revisar y trabajar en uno mismo para superar.
👉 La segunda arista del triángulo se refiere a las emociones inhibidoras. Su objetivo es, como en el caso anterior, encubrir los verdaderos sentimientos por miedo a generar conflictos o desaprobación. Puede ocurrir, en otros casos, lo opuesto. Es decir que se resaltan estas emociones porque se emplean para conservar un vínculo, como cuando alguien sólo puede manifestar su molestia a través del llanto, o mediante el enojo expresa el sentimiento de culpabilidad.
- Ansiedad.
- Culpa.
- Vergüenza.
👉 La tercera arista del triángulo se refiere a las emociones básicas o esenciales. Al identificarlas, accedemos a la posibilidad de cambiar nuestras estrategias, efectivizando nuestra respuesta ante las diferentes situaciones que vivimos a diario. Las emociones esenciales son: miedo, alegría, tristeza, ira, asco o aversión y sorpresa. Vale recordar que las emociones básicas son espontáneas e involuntarias.
Detrás de cada de defensa o de cada inhibición, subyace una emoción básica que ha sido reprimida por algún motivo. El triángulo ha de servir, precisamente, para identificar lo que se siente, dejando fluir las emociones y pudiendo conectar con lo más profundo de uno mismo.
Cómo usar el triángulo
Sin dudas, se trata de una dinámica introspectiva que facilita el reconocimiento de las emociones y, a su vez, abordar cómo se las está evitando, lo que obstaculiza su adecuada gestión.
1. Comienza con ejercicios de respiración que te permitan lograr la calma y conectar con tu interior para poder captar todo con mayor claridad.
2. Piensa a qué arista del triángulo te acercas más: defensa, inhibición o esencial.
3. La meta es llegar a las emociones básicas o esenciales, girando en el sentido de las agujas del reloj. Si estamos en una situación de defensa, tenemos que identificar la emoción inhibitoria y qué emoción estamos inhibiendo.
4. Procura reconocer todas las emociones básicas que estás experimentando y nómbralas. Puede haber más de una.
5. Diseña cuál es el mejor modo de proceder a partir de allí.
María José Sánchez - Neuropedagoga
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