NEUROTIPS PARA ENTRENAR LA ATENCIÓN
La atención es uno de los dispositivos básicos del aprendizaje, junto con la percepción, el lenguaje y la memoria. Como tal, forma parte de todos los aprendizajes y propicia tanto el desarrollo como la puesta en acción de las funciones ejecutivas.
Concretamente la atención es una función neuropsicológica compleja, de la cual existen numerosas definiciones. Una de las más aceptadas da cuenta de que es una capacidad cognitiva que permite focalizar en un estímulo determinado para procesarlo y elaborar una respuesta, mientras se dejan otros de lado.
La atención, por lo tanto, es indispensable para el aprendizaje y la supervivencia. Ante la cantidad de estímulos sensoriales a los que se está expuesto de manera continua, el cerebro filtra la información, seleccionando aquellos que son percibidos como más relevantes, o que reportan novedad.
El nivel de atención varía en función de la edad, pero también se registran cambios en el transcurso del día y de la semana, debido a los ritmos circadianos. Es importante considerar estos procesos naturales al organizar las propuestas de estudio. Sin dudas que existen horarios escolares que no favorecen el aprendizaje, ya que no responden a las necesidades biológicas de los estudiantes y profesores. Es útil y necesario hacer pausas o recreos cerebrales para potenciar los momentos de aprendizaje formal.
Mientras más pequeños son los niños, más dependen de la estimulación sensorial del ambiente. En la etapa adolescente, la atención va más ligada a la respuesta emocional ante los estímulos.
La información sensorial, antes de consolidar en una red de aprendizaje, debe atravesar diferentes fases de procesamiento.
✏ En una primera etapa, ingresa a un área cerebral que tiene a cargo el sistema de alerta y cuya función es de gran importancia para la supervivencia ya que se ocupa de seleccionar la información significativa para tal fin. Se considera la tecla de encendido de la atención. Se trata del SARA (Sistema Activador Reticular Ascendente), ubicado en el tronco cerebral. Este sistema opera seleccionando aquella información que va a ser procesada, como también la velocidad a la que se realizará tal procesamiento, proveniente de los órganos sensoriales. Los criterios con los cuales recibe o rechaza los diversos estímulos son la trascendencia, la novedad, la sorpresa y la intensidad que implica en la situación en la que se encuentra la persona.
Esta extensa red de neuronas es la encargada, además, de los ciclos de sueño y vigilia.
Esto implica, que para que la enseñanza se convierta en aprendizajes, es importante considerar el flujo de información que conllevan los diversos estímulos que serán filtrados por los cerebros de los estudiantes. Para lograr atravesar el SARA, es conveniente que el educador incorpore variedad de estímulos sensoriales o multisensoriales, de manera suficiente -ni escasos, ni en exceso-, que a su vez resulten atractivos y novedosos, despertando la curiosidad y dando lugar a la respuesta cerebral de alerta.
El modo más simple de captar la atención es romper un patrón, de modo que genere sorpresa o se perciba como novedoso. Los contrastes sensoriales resultan eficientes. Ahora bien, debe hacerse en consonancia con las características de los estudiantes a quienes va dirigido. De lo contrario, será rechazado por el filtro del sistema límbico.
Si la información es nueva, evitar dar mucha información junta. Más bien, hacerlo de manera breve, precisa y clara. Si el contenido no es nuevo, se trata de presentarlo con novedad para que capte la atención que propiciará su apropiación cognitiva.
✏ Luego de atravesar el SARA, la información tendrá el filtro del sistema límbico.
Si el estímulo es percibido como favorable para la supervivencia, se activa la vía tálamo - núcleo Accumbens. En caso de que el tálamo determine que el estímulo es perjudicial, atentando contra el bienestar transfiere la información a otra estructura -la amígdala cerebral-, que se activa ante las amenazas percibidas.
De este modo, la interpretación acerca del estímulo, desencadena las emociones que generan un proceso químico que se materializará en diferentes acciones. Las fluctuaciones emocionales, un ambiente que representa amenazas para el cerebro del estudiante (una respuesta no asertiva del docente, por ejemplo, puede ser percibida como una amenaza), y el estrés son factores que afectan el proceso atencional incidiendo negativamente en el aprendizaje.
En el ámbito de una clase, puede haber situaciones que den lugar a la ansiedad cuando el estímulo es elevado para el estudiante, por ejemplo: no comprende, la cantidad de información sobrepasa los límites adecuados para la edad, supera sus capacidades, el vocabulario no es accesible al nivel lexical logrado... O, por el contrario, si se trata de tareas demasiado fáciles, hay monotonía en el modo comunicacional, la metodología y/o estrategias no despiertan la curiosidad, el estímulo genera aburrimiento.
En ambos casos se produce la activación de la amígdala cerebral, a nivel del sistema límbico, lo que impide que la estimulación llegue a los lóbulos prefrontales, los cuales constituyen la sede de las funciones superiores o ejecutivas.
El cerebro, para mantener su atención activa en el aula, requiere por lo tanto un contexto que:
- proponga retos o desafíos,
- promueva la curiosidad mediante estímulos innovadores,
- despierte el sentido de pertenencia, al sentirse valorado, especial y así pueda compenetrarse con las metas de aprendizaje, asumiéndolas como propias,
- ofrezca oportunidades de crecimiento y superación, en contextos de vínculos sociales fortalecidos.
✏ Finalmente, será interpretado y procesado en diversas regiones del cerebro, para pasar a la memoria a largo plazo.
En la medida en que se incrementa el conocimiento sobre el tema, habrá más áreas cerebrales implicadas al servicio de la atención, dado que el procesamiento de la información es mayor y, por consiguiente, demanda más tiempo de ejecución.
La clave para generar una atención constante en clase es la curiosidad. Despertar la curiosidad. Como se dijo previamente, la sorpresa, la novedad, lo desconocido, lo inesperado puede dar lugar a la curiosidad, que hará que se accione la atención y ponga en marcha el proceso de aprendizaje.
El circuito de recompensa cerebral provoca la focalización de la atención, manteniendo el interés hasta lograr el objetivo.
Actividades que puedes incluir en tus clases para estimular el desarrollo de la atención
👉 Actividades de asociación visual para entrenar la atención selectiva.
👉 Ejercicios de rastreo visual
Se trata de encontrar un objeto o figura entre un grupo de distractores.
👉 Rompecabezas implican mecanismos de concentración y asociación, manteniendo el enfoque en el desarrollo de la actividad. Estimulan, además, la asociación viso manual.
👉 Laberintos se trata de actividades que resultan atractivas para los niños y, además de la atención, se entrena la motricidad fina, las habilidades espaciales, la memoria visual.
👉 Escucha activa de cuentos y narraciones para entrenar la atención auditiva. Resulta elemental la puesta en juego de las habilidades del lector o narrador: uso de la voz, gestualidad, proxemia, contacto visual...
👉 Naipes implican gimnasia mental bastante completa, ya que es necesaria la atención, la memoria, la realización de cálculos, la anticipación de probabilidades...
En principio, todas las actividades que se diseñan para el aprendizaje, implican la atención que -como se indicó al comienzo-, es uno de los dispositivos básicos del aprendizaje. Lo importante es que el docente sea consciente de ello, para propiciar los incentivos y favorecer el desarrollo de las mismas otorgando el tiempo y la importancia que supone su implementación en el aula. No se trata de la cantidad de actividades, sino de su aprovechamiento efectivo.
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