NEUROTIP: CAMBIEMOS PROHIBICIONES POR ACUERDOS
La convivencia cotidiana, tanto en el ámbito familiar como escolar, suele plantearnos desafíos debido a que muchas veces los resultados no son los esperados y suelen surgir conflictos, que si bien pueden generar preocupación acerca de cómo gestionarlos, podemos aprender a mirarlos como fuentes de aprendizaje activo y real, tanto para los niños y/o adolescentes como para los adultos. Así, las normas de convivencia conforman un punto a considerar en esta cuestión. Quienes han de cumplirlas, como quienes han de hacerlas respetar pueden optimizar los logros si se gestionan acuerdos respecto a las mismas. Generalmente, los estatutos y/o reglamentos incluyen una extensa nómina de prohibiciones o "no permitidos". Una tarea difícil, especialmente para los adultos, es el cambio de enfoque. La tendencia es que la convivencia se ordena en función de la jerarquía y la organización suele darse en términos adultocentristas, dejando a un lado la manera de sentir y pensar de los niños y ado